Condiciones de trabajo a las 12:09 a.m. 2 Julio de 2012. |
04/07/2012.
Desde que tengo
memoria.
El sábado en la noche entré a mi cuarto nervioso, pensando
en mi equipo que se jugaría el pase a la final de un campeonato por el cual
hemos trabajado 5 temporadas, me dio mucha tristeza faltar al juego más
decisivo de la temporada y les mandé lo mejor de mis pensamientos para que el
domingo tuviera un fin de semana completo yo
y ellos, aburrido pero completo. Luego puse mi alarma para el día
siguiente, 6:20 de la mañana, tiempo suficiente para bañarme y alistarme para
ir a lo más importante que uno puede hacer por su país, cuidarlo con las armas
que a nadie matan, el trabajo, la perseverancia, la observancia del derecho y el amor.
Me bañé y me sorprendí, sentí ése nervio que uno siente de adolescente
cuando va a ver a la mujer que a uno le llena, era inexplicable, pensé que el
cuerpo se confundía y que pensaba que iría a jugar o algo así, pero luego de
desayunar, me di cuenta en el estómago que los nervios eran por mi primera
elección desde la posición de observador ciudadano, quería ver el proceso,
defender los votos, no permitir que la voluntad del pueblo se expresara en un
voto sino en el reflejo de una política de estado, pero ahí mismo recordé el
internet, lo que vi, el pago a la gente por su voto, los medios justificando
cosas como “leer no es importante para ser un buen gobernante”, ataques
furibundos y desmedidos, gente que por votos manipulaba videos y se evidenciaba
ambiciosa, de lo que luego acusaba a sus adversarios, políticos sin fondo, sin
proyecto de nación, toda responsabilidad de ellos, nada mía, me dieron ganas de
llorar, así mismo, de llorar, de frustración, de saber que si yo hubiera
elegido esa vida seguro sería como ellos, y recordando, que por eso no la elegí,
recordé el profundo amor que mis padres me han inculcado por un Dios y un país,
a Dios tiene años que lo olvidé, pero el país no se me salía del corazón en 32
años.
A las 7:00 a.m. estaba afuera de mi casilla, había
observadores por parte del PRI e iban sobrados, era una señora que regenteaba a
sus hijos y a los amigos de los hijos, cuando sólo se permiten dos observadores
por casilla la señora conjuntaba al menos 19 jóvenes y los trataba como
empleados con ademanes y leguajes agresivos y oscos, como lista para reclamar
por todo, por el día, por la noche, ahí mismo,
un montón de papeles que denostaban (y con razón) a un candidato de izquierda
en Tlalnepantla, bañaban la calle, mi primer apunte de varios en el acta.
Tardaron en organizarse los funcionarios, la casilla era muy
amplia, 4 diferentes entre básica , contigua federal y estatal, pero muy
pequeña en espacio, a duras penas se podía dar espacio a una silla que no fuera
la de los funcionarios, los observadores apenas podíamos ver el proceso, aun
así, intenté colocarme lo mejor posible.
Ahí estuve dialogando con ciudadanos observadores del PAN,
del Verde y de Nueva Alianza, éste último develaba parte de la suciedad del
proceso electoral, al grado que fue quien terminó cuidando los votos del PRI en
la casilla básica federal, uno no se lo explica sabiendo que la alianza entre su
partido y el PRI era de manera estatal. Él me contaba que eran sus terceras elecciones consecutivas, que era
arquitecto y maestro de secundaria en una escuela cercana, muy buen tipo la
verdad, ayudaba a todo mundo a votar, a los ancianos los guiaba, quizá
privilegiando el voto sobre la secrecía del mismo por el muy poco espacio que
había. Le pregunté que por qué se apuntaba tantas veces a esto de la vigilancia
electoral (yo ilusamente pensé que era muy buen ciudadano), me contestó con un
mazazo a mi inocencia, que siempre le pagaban muy bien, abrí los ojos en ese
momento, idiotamente pensaba que eran voluntarios como yo, adheridos a un
partido por conveniencia para observar todo como yo lo hice, me manejó
cantidades de 2 500 pesos por jornada para él y su hijo que lo acompañaba, lo
mismo para gente del PRI, lo sé, porque me contó que él había hecho su cobro un
día antes en Toluca, donde un campo de fútbol lleno de sus iguales tuvo que derribar las rejas para que
cupieran, me vió la cara de decepción y creo que se avergonzó un poco, sin que
le preguntara me dijo a modo de excusa: “es que al maestro se le paga muy mal,
ahora nos evalúan a cada rato, nos piden exámenes y exámenes, cursos y cursos,
escuelas de tiempo completo con profesores de medio sueldo ($19 000), niños en
vacaciones donde los directores nos dicen “pues hagan algo que quieran con
ellos” , y así cuate, entonces yo vengo, me dan una lana y me ayudo, aparte,
aquí nunca pasa nada, la transa es arribita, casualmente la única vez que el
PRI no dio lana, Fox ganó, no se si subestimaron a Fox o pensaron que Labastida
no era digno de inversión, el sistema acá abajito esta cuidado para que no nos
demos cuenta, por eso yo no le doy valor a mi voto, ese voto nada cambia”. Terminé de oírlo y lo comprendía, enserio que
lo entendí, me dio rabia, me dio coraje, me dio dolor, me dio repulsión y me di vergüenza. Vi mi inocente hojita de
denuncias y con 25 renglones pensé “no, no me alcanza para denunciarnos a todos
como mexicanos”.
Un país no se ama un día, un país no se defiende en un
mundial, un himno no se ama a las 12 de la noche todos los días, una bandera no
se respeta en periférico, una sociedad no se vende sólo porque si, no se
acompleja sin admitirlo con diferencias raciales o ideológicas, se sabe pequeña
porque no defiende su trinchera a diario, un maestro no se compra, un maestro
necesita.
Fui apuntando las cosas que veía mal en mi acta de protesta,
sabiendo que lo que decía el maestro era real, no importaba lo que sucediera
ahí, yo no había cooperado suficiente para un estado real de derecho, todo se
maneja arriba, a pesar de que doy trabajo a 7 personas, no es suficiente, no es
el máximo que puedo, no blinde a las personas cerca de mi para actuar con
dignidad no el día de las votaciones, todos los días de su vida, no amo a mi
patria, amo lo que veo de ella, no odio a mi patria, cierro los ojos a lo que
no me gusta de ella.
Cerramos las casillas en horario, hubo una gran afluencia y
eso me satisfizo, casi el 75% de los votantes en una colonia de satélite donde
hay mucho adulto mayor me dio para pensar que era un buen augurio, el voto duro
había quedado invalidado pensé. Apenas los escrutadores acomodaban los votos
para contarlos cuando mi madre me dice: “no te alteres, ya salió el PREP, Peña
ganó”. El mundo se me cayó, los ojos se me aguaron, todos los demás ahí dentro se
fueron enterando por un radio y nadie manifestaba nada, los prístas presentes
parecían haber oído la homilía dominical, sin reacción, sin nada, y yo con el
corazón temblando de dolor, en una escuela sin luz, la una de la mañana se me
hizo eterna, por fin salí y México era el mismo, nadie celebraba, estaba todo
pasmado, como si tal.
Al día siguiente, mi madre vino a verme a mi negocio, me dio
el pésame textual “estoy muy orgullosa
de ti, eres un hombre consecuente, siento mucho tu dolor” Los pocos abrazos de mi
madre casi siempre me duelen atiné a decir “y de qué sirvió”.
Sigo muy triste, debo ser muy mal hombre porque la felicidad
de otros me causa dolor, lo supongo, donde yo me imaginaba celebrando la
ilusión de que todo (hasta yo) cambiaría (la ilusión solamente) aún no me he
encontrado un prísta feliz por que México cambiará, solo veo a los felices de
que “ellos” ganaron, veo que impugnarán
la elección, sólo encuentro a los burlones que dicen que no tiene caso, ni un
panista solidario que entienda que se defiende la democracia de todos, sólo los
burlones que desde el tercer lugar señalan que no ganando el segundo, los
siento como si siguieran en campaña y no hicieran lo que se debe, quitarse el
color del partido y ponerse el color de la patria.
Veo a los jóvenes que no renuncian a expresarse, que hay
manifestaciones, yo estuve ahí hace 6 años, no creo echarme a la calle esta vez,
mi mente se adecúa al sistema, ya no tengo fe en que “ellos” cambiarán y
enjuiciarán con verdad para tomar un acto consecuente, simplemente porque en 6
años yo poco cambié, sólo me queda regresar del extranjero algún día adelante y
pensar, ”que diferente es allá”, omitiendo por dolor y no por desconocimiento
que la democracia francesa la impuso una turba que iracunda, sonrojaba a la
aristocracia francesa ante sus símiles europeos ante la posibilidad de la
derrocación de un rey, que una guerra civil en EEUA igualo derechos que
observarían todos los ciudadanos hasta tener las herramientas de deponer a un
presidente electo por un escándalo de simple espionaje, que Chile tiene gracias
a un golpe de estado vil y cruel, un renacimiento social, quizás a medias, pero
que legó la madurez política que los ha situado en un país muy latino pero muy
de avanzada, que en México la ciudadanía está tan poco preparada, tan poco
blindada, tan sobajada, tan mal pagada, tan poco consciente de un plan nacional
ético y de inmediatez que sea medible, que no ven alguna relación entre su designio
electoral y su futuro, entre la luz que les alumbra y la sombra que les opaca,
entre vender su voto y decir “ya basta”.
La escuela donde perdí el camino. 2 de julio 2012 |
Hoy es miércoles 4 de julio, vivo en el país de mis padres,
de mi primer amor, de mi primer poesía, donde dormí en las calles oyendo el
radio, donde reí escuchando el mañanero camino a la escuela, donde hace poco
que mi madre me abrazó, donde conocí unos ojos tiernos, donde me golpeó un
policía, donde ondeé una bandera palestina, donde dije que Pemex era para todos, una ikurriña, donde grité no
al fraude electoral, donde forme mi trinchera y espero tener hijos, donde
pienso de vez en vez , que el amor vale la pena aunque la pena no valga el amor.
Ojalá triunfen nuestros jóvenes, ojalá triunfe la democracia, ojalá el viento
sople por primera vez y se lleve el olor a podredumbre que nos hace llorar y evita
que veamos claro, que un rayo parta la apatía (la mía) de quienes hoy se quejan
de aquellos que ofrecen su tiempo, imagen y futuro por los derechos de todos. Sé que pronto me adecuaré con mi ideal, y posiblemente me eche a las calles a
denunciar, no importando el resultado de todo, no quiero dar un abrazo y
felicitar a mi hijo por su consecuente actuar, quiero ir con él y decirle, “ya
verás, vendrá la verdad y todo lo pondrá en su lugar, así siempre ha sido aquí,
desde que yo tengo memoria”.
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